María se fue casi sin dejar rastro, de
la misma manera que llegó, partió. Días más tarde alguien se dio
cuenta de que su sitio no estaba ocupado por ella.
Preguntaron a varias personas y nadie supo qué responder, la
respuesta siempre era la misma, no sé, hace días que no la veo.
Al otro lado del mundo María se
concentraba en respirar, respirar un aire que tantas veces se había
negado. Lejos de creer morir, nació.
Respiró, creció, se amó ...
Alguien cercano le dijo una frase que la hizo despertar, “María deja a la vida tejer”.
Había estado tan preocupada del futuro que se había olvidado de vivir el presente, siempre con excusas para no asumir la culpa. Había estado ocupada en ocultar lo que a veces sentía, había estado ocupada en perseguir falsas metas, había estado ocupada ...en perder el tiempo.
Es bonito contemplar cómo a veces las
personas inconscientemente vivimos en nuestras propias cárceles,
construimos rejas de hierro forjado para que nadie se vaya o venga,
nos llenamos la boca con palabras que nos quitan la alegría,
construimos casas que raras veces se convierten en hogares, nos
rodeamos de enseres que tras la décima mudanza se pierden por los
pasillos y se tarda años en recordar lo perdido, odiamos lo que
verdaderamente amamos y casi nunca decimos la verdad.
Y es tierno ver cómo María vive el
presente, sin perder el tiempo en el futuro.
Mil besos
Vacía la mochila...
http://lorenadomerlo.com
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